Etapa 09. Trancoso - Sernancelhe (27,3 Kilómetros)

De nuevo un desayuno frío en la habitación y salimos del hostal a las 6:30 de la mañana.
A la salida de Trancoso y después de pasar por el estadio municipal, cogemos una pista de tierra que nos lleva en descenso y atravesando grandes grupos graníticos hasta Sintrão, localidad que alcanzamos después de una hora, en pleno amanecer.


Dejamos Sintrão y cogemos una pista que nos lleva en ascenso entre pinos hasta alcanzar en la cumbre otra pista que recorremos varios kilómetros entre pinares y extensiones de monte bajo donde la retama es la reina.


A media mañana llegamos hasta la Ponte Nova sobre el rio Távora en donde paramos a descansar y comer algo. No nos entretuvimos mucho, pues todavía nos quedaban kilómetros y el sol ya estaba calentando más de lo deseado.


Seguimos por carretera y llegamos hasta Benvende, en donde llenamos las botellas y continuamos nuestro camino por una cómoda pista.


Después de atravesar el río Távora, continuamos durante varios kilómetros en la misma dirección que su cauce y atravesamos las aldeas de Peroferreiro y más tarde Lezírias. Seguimos por la ribera del Távora hasta alcanzar al mediodía la población de Ponte do Abade.


Después de cruzar por el puente nos dirigimos a una antigua tienda-bar, que atendía una amable anciana, a tomar un par de cervezas Sagres fresquitas y picar algo, pero nos comento que ya no servían comidas desde hace años, pero que a 400 metros por la carretera que se dirige hasta Vila da Ponte encontraríamos dos restaurantes. Decidimos entonces acabar las cervezas y dirigirnos hasta allí para comer. Buena decisión, pues comimos dos estupendas diarias (menu del día) con cervezas, postre y café por menos de 12 €.
Después del descanso, con los estómagos llenos y el sol en su punto mas alto, nos pusimos los gorros y afrontamos la subida hasta Sernancelhe.


Son 6 kilómetros atravesando grandes plantaciones de castaños. Los primeros son en ascenso, sin casi sombra y después llanea entre las plantaciones que proyectan una agradecida sombra que nos acompañará hasta llegar a nuestro destino ese día.


Entramos en Sernancelhe y nos dirigimos al cuartel de los Bombeiros Voluntarios. Después de pedir cobijo a uno de los bombeiroe que estaban de guardia, hizo una llamada al oficial y al colgar nos llevó hasta una habitación con cuatro camas y enfrente un enorme balneario (cuarto de baño). Más tarde nos selló las credenciales y nos recomendó un sitio para cenar. 
Dormimos una pequeña siesta reparadora y después salimos a visitar la iglesia, el pelourinho, y las casas típicas del barrio antiguo.


Cenamos en donde nos sugirió el bombeiro y después de un tranquilo paseo nos retiramos a descansar.

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