Etapa 10. Sernancelhe - Moimenta da Beira (18,3 Kilómetros)

Comenzaba el décimo día de nuestra aventura sin grandes cambios. Los días seguían siendo calurosos, las plantas de mis pies seguían doloridos, y de nuevo madrugón y café con leche frío con doces para salir a las 5:30 hora portuguesa y aprovechar la fresca con el amanecer.

Salimos de Sernancelhe en descenso, primero por asfalto y después por una pista empedrada. De nuevo la luna llena nos fue iluminando hasta que en poco más de media hora llegamos hasta la población de Vila da Ponte.



 Dejamos atrás el Pelourinho y la iglesia parroquial y cruzamos el puente sobre el río Távora.



Una vez cruzado el río, para dirigirnos hacia Penso lo más lógico sería seguir la N226, un recorrido más corto y sin ascenso ni descenso, pero para evitar el asfalto, el tráfico y el peligro de su estrecho arcén, el Camino nos lleva por una carretera adoquinada siempre en ascenso hasta llegar al santuario de A Nossa Senhora das Necessidades.

Tras un breve descanso, descendemos hasta Penso por otro camino adoquinado disfrutando de las vistas del Barragem do Vilar en las primeras horas de la mañana.



Abandonamos Penso y en unos metros dejamos la carretera nacional por otra comarcal más tranquila, que nos vuelve a dejar de nuevo en la nacional en la entrada de la población de A de Barros, en donde nos cruzaremos con el Solar dos Noronha.



Seguimos por la nacional y llegamos hasta Prados de Baixo y poco después a Prados de Cima, en donde paramos en un bar a reponer fuerzas.
Continuamos nuestro camino por una acera paralela a la nacional y llegamos hasta Rua, en donde nos sorprende su conjunto del pelourinho y la Vivenda Coelho.



Tras dejar Rua, abandonamos también la nacional y caminamos por fincas, plantaciones de frutales, viñedos y bosque, por un bonito recorrido hasta llegar a Arcozelo da Torre y poco después hasta Arcozelo do Cabo.



Tan solo nos quedaban un par de kilómetros hasta Moimenta da Beira, que trascurren por un bosque en donde encontramos un muro con una bonita cuz incrustada.



En Moimenta da Beira nos alojamos en el residencial Pico do Meio-Dia. Después de ducharnos fuimos a comer. Una merecida siesta y a media tarde salimos para tomar unas cervezas y conocer el pequeño centro histórico de la ciudad.



Las plantas de mis pies seguían doliéndome y mi estómago estaba cada día más tocado a consecuencia de las pastillas de ibuprofeno que ingería por la mañana para mitigar el dolor.
A pesar de ello, estábamos contentos disfrutando estos días en tierras portuguesas.

Comentarios